Hasta las instalaciones de la empresa de administración de propiedades, Invitation Homes Carolinas, llegó el miércoles 25 de enero un grupo de más de 120 personas para protestar por el aumento de los precios de los alquileres en las viviendas de Charlotte y del resto del país.
La intención de los manifestantes era ingresar a la edificación Invitation Homes Carolinas, sitio en el cual trabaja Amanda Blackmon, uno de los miembros del Consejo Nacional de Viviendas en Alquiler en la sede de Carolina del Norte.
Al sitio acudieron representantes de organizaciones como: Renters Rising, Acción NC, NACA y CPD Action, entre otras, para exigir a funcionarios al Consejo Nacional de Viviendas en Alquiler, poner un alto al aumento del arriendo, atender la falta de mantenimiento en algunas edificaciones y dar solución a la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran muchas familias latinas.
“No podemos pagar el alquiler en Charlotte”
De acuerdo con los activistas, en los últimos dos años han intentado reunirse con propietarios corporativos, dueños de algunas de las viviendas que han aumentado sus alquileres, para discutir o negociar los contratos y llegar a un consenso en el precio del arriendo. Reclaman que sus intentos por lograr esta conversación han sido ignorados.
“Estamos aquí porque somos inquilinos, somos personas de la comunidad y de organizaciones de todo el país, que estamos pasando por lo mismo debido a que estos propietarios corporativos suben el alquiler, nos desplazan y abusan, porque piensan que no tenemos voz y que no podemos pelear por nuestros derechos. No es justo que nos suban las rentas todo lo que quieran, por eso estamos aquí, porque necesitamos soluciones”, comentó la organizadora comunitaria de Acción NC, Jessica Moreno.
Debido al aumento en los alquileres, que en lugares como Charlotte y Raleigh supera el 50 % en los últimos 3 años, muchas familias han optado por mudarse a otras ciudades alejadas de sus trabajos o vivir junto con otros grupos familiares.
“Muchos inquilinos viven como sardinas”
“Estamos cansados de que el Gobierno no haga nada y los dueños de grandes complejos de apartamentos y de casas no hacen absolutamente nada. Los más afectados son los afroamericanos y los latinos… Es ridículo, que un apartamento cuesta entre $2,500 y $3,000 (al mes), cuando la hora mínima de un trabajador está en $7.25. Hoy muchos inquilinos viven como sardinas, viven dos familias en una misma casa”, comentó la activista Carmen Ivón a La Noticia.
A principios de enero, se llevó a cabo la Cumbre de Vivienda y Empleo. Este evento fue en el coliseo Bojangles y en las oficinas del Gobierno de Charlotte-Mecklenburg. En él, miembros del Concejo de la ciudad y de varias organizaciones discutieron los problemas de la falta de vivienda a bajo precio en Charlotte.
Allí, el director del Centro de Bienes Raíces, Childress Klein, de Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Charlotte, Yongqiang Chu, comentó que el problema es triple: la alta demanda de vivienda, la escasez de unidades habitacionales desde la pandemia y el aumento de los precios.
“La cantidad de las unidades de vivienda que se construyen cada año es significativamente menor que la cantidad de hogares que se mudan a esta área”, explicó Chu.
Según el catedrático, entre el 2020 y el 2021, debido a la pandemia, hubo una reducción en la construcción de nuevas viviendas. Lo que hizo retroceder a la ciudad en la disponibilidad de cerca de 10,000 unidades habitacionales.